martes, 13 de noviembre de 2007

Normas

La globalización ha provocado la desaparición de la responsabilidad individual, que ha sido sustituida por una avalancha de normas que infantiliza cada vez más a la población. En primer lugar, los individuos sólo son responsables de acatar o ir en contra de la norma globalizada, de tal forma que su autonomía moral y su juicio crítico quedan sustituidos por la obediencia (o desobediencia) de la norma. Por otro lado, el exceso de normas hace que todo aquello que no esté globalmente normativizado no exista. Todo ha de quedar explícitamente regulado, hasta los actos del más simple sentido común y, si no están recogidos en una norma que los permita o los prohiba, quedan en un limbo que hace que los individuos puedan actuar sin la menor responsabilidad frente a ellos, responsabilidad que ya no existe puesto que su papel ha sido ocupado por la norma. El individuo no sólo se infantiliza, sino que se imbeciliza.

Esta TV es una ruina

A propósito de cierto programa de televisión que ha aparecido últimamente y que ya riza el rizo de la inmundicia televisiva.
a) Resulta indecente convertir la miseria de una familia en un espectáculo público, aprovechándose además de la necesidad que les impide negarse.
b) El hecho de salir en televisión parece que convierte a este mundo en un lugar maravilloso donde todo se soluciona y cualquier cosa es posible. Es la panacea de la reconciliación. No hace falta nada, ni siquiera suerte. La televisión en la solución.
c) Como desde la Edad Media la problemática social sigue dependiendo de la caridad. El sistema no establece medidas de reparto justo de la riqueza, es la caridad pública -en este caso privada, de una cadena de televisión, que busca obtener audiencia y generar beneficios económicos- la que da viviendas y así nuestras conciencias se tranquilizan: nunca llegaremos a lo peor, todo va bien, todo funciona dentro del sistema. Todo funciona dentro de esta caverna llamada Matrix.

domingo, 14 de octubre de 2007

Patriotas

Emilio Garoz Bejarano - Madrid - 13/10/2007

Yo no entiendo mucho de patriotismo, por eso me gustaría que alguien me explicara qué clase de patriotas son aquellos que, por muchas banderas que enarbolen, se dedican a silbar y a abuchear mientras se homenajea a los muertos por la patria. Cada vez estoy más convencido de la verdad del aforismo que dice que el patriotismo es el último refugio de los canallas.


El patriotismo es el último refugio de los canallas. La verdad de este aforismo alcanza su máxima plenitud cuando vemos como se asesina en nombre de la patria; cuando se pierde el respeto por los muertos -muertos precisamente sirviendo a esa patria a la que se dice amar- reivindicando a la patria; cuando la palabra "patria"sustituye a cualquier otra, anula todo diálogo, ensombrece todo lenguaje. La patria: una entidad inexistente, un concepto que se hace aparecer como lo único real, en provecho de unos pocos que arrastran tras de sí a una cohorte de descerebrados. La patria, que no sabemos si es una bandera, un nombre, un discurso o una excusa. El patriotismo es el último refugio de los canallas... y de los cobardes, y de los imbéciles.

martes, 2 de octubre de 2007

La Historia y el Absoluto (II)

2.- La racionalidad de todo lo real. la concepción dialéctica citada en el trabajo anterior conduce al archiconocido corolario Todo lo real es racional, todo lo racional es real. Todo lo real es racional puesto que implica en sí mismo el movimiento dialéctico realizado por la Razón en aras del Saber Absoluto. Todo lo racional es real puesto que la realidad no es sino en tanto en cuanto es pensada. Para Horkheimer la doble afirmación lo que en el fondo implica es que el mundo está en orden, concepción que también es mantenida por Foucault, para el cual la misión de la metafísica como Teología y Teleología es la de mantener el mundo en orden. para Horkheimer, sin embargo, hay una contradicción entre las dos partes de la frase, contradicción que se rompe cuando introducimos en ella el concepto de conocimiento incondicionado, que lleva en sí el principio de identidad entre sujeto y objeto como requisito indispensable para la existencia de la verdad. De esta manera el sujeto del acontecimiento tiene que ser pensado como idéntico absoluto, lo cual equivale a decir que tiene que ser infinito. El conocimiento de lo particular se fundamenta así en el saber de la totalidad, con o cual lo particular se subsume a lo universal, y cualquier pretensión de validez de un saber particular pasa por que el saber de la totalidad a qué está subsumido se vea realizado.
Esta racionalidad de lo real es lo que a a atacar Nietzsche en sus Consideraciones Intempestivas. efectivamente, la norma de conducta del cultifilisteo es no criticar a la racionalidad, que es lo real; pero esta norma de conducta es la que sigue también la historia. La Historia entendida como el proceso dialéctico de los acontecimientos históricos particulares es racional y también real. Es real, y por lo tanto racional, de modo que tiene su camino y, sobre todo, tiene una meta marcada, con lo cual nada importa lo que nos vayamos dejando por el camino. por lo cual todo lo que ocurra en el curso de la Historia estará justificado por la marcha implacable de ésta y por la racionalidad que este discurrir implica y que subsume a su vez todo el discurrir. El pálpito teológico de esta visión es claro: puesto que la racionalidad de lo real subsume al curso de la Historia, lo que en definitiva busca es una meta, que será absolutamente racional y que se encargará de redimir todo el devenir histórico.
Para terminar vamos a intentar hacer una recapitulación de todo lo tratado en el presente escrito.
1.- La formación de conceptos hace que nos olvidemos de los conceptos subsumidos bajo conceptos superiores. En última instancia la formación de conceptos tales como pueblo, patria, etc. hace que nos olvidemos de los individuos.
2.- La visión dialéctica de la historia hace que el Absoluto que la guía funcione como todo englobador, de manera que los momentos históricos se convierten en relativos frente a la meta absoluta. las barbaridades históricas encuentran así su máxima justificación.
3.- La racionalidad de todo lo real, justificada a su vez por la dialéctica, hace que el mundo se mantenga en orden.
4.- La Filosofía y la Metafísica van a aparecernos como Teología, puesto que el Absoluto final, en última instancia, funciona como redentor de las miserias y los males particulares que se dan en cada momento histórico. Por otro lado, la Filosofía se vuelve así optimista.
Si hubiera que resumirlo todo en una frase yo diría Todo lo real es racional, todo está justificado

domingo, 30 de septiembre de 2007

La Historia y el Absoluto (I)

Va a ser Hegel uno de los principales peligros que van a encontrar, no sólo Nietzsche, sino todos aquellos que intentan relacionar las consideraciones metafísicas y sus repercusiones históricas. Ya en Schopenhauer, antes de que éste diera un giro a su filosofía y se negara a integrar la historia en el sistema, aparecía un acuciante peligro histórico: efectivamente, si como efecto de la desindividualización, el ser humano quedaba subsumido bajo un concepto universal, de forma que la eliminación de los individuos no tuviera ninguna importancia, ya que resulta ser el concepto el que da entidad a la cosa y la naturaleza es capaz de reponer siempre lo desaparecido, la muerte de millones de personas no tiene ninguna importancia. El gato que se pasea por la tapia del jardín es el mismo gato que hace trescientos mil años se paseaba por las riberas del Nilo, considerados ambos desde el punto de vista del universal "gato".
Las consideraciones históricas que podemos extraer del sistema hegeliano se van a enmarcar bajo dos aspectos fundamentales: por un lado su propia dialéctica, que se nos aparece como un sistema teleológico terminado y perfecto, con todo lo que de Absoluto englobador y justificador de la Historia implica esto, y por otro lado su concepción de la racionalidad de todo lo real, concepción que se deriva necesariamente de todo su sistema dialéctico.
1.- La Dialéctica. La dialéctica hegeliana supone la superación de las contradicciones de la realidad de manera que a cada momento histórico le sigue necesariamente otro. lo que es verdaderamente relevante en esta concepción es que todo se realiza desde el punto de vista del pensamiento, que en última instancia va a ser el punto de vista del Saber Absoluto, con lo que la Filosofía y la historia se convierten en Todos englobadores del movimiento dialéctico: el concepto absoluto se instituye en director del movimiento dialéctico de las cosas. Parece claro que la dialéctica hegeliana se subsume a una meta que se va a constituir en Saber absoluto. Parece más claro si tenemos en cuenta que el Prólogo a la Fenomenología del Espíritu fue escrito después de terminar toda la obra. El final, por lo tanto, marca el principio y empapa todo el desarrollo. la marcha de la Historia queda así hipotecada a su meta, con lo cual todos los momentos históricos no son sino momentos relativos supeditados al Absoluto final. la Dialéctica y la Lógica de Hegel implican, desde el momento en que el movimiento dialéctico no se desarrolla en la realidad sino en el pensamiento y lo real se hace real en tanto en cuanto es pensado, la identidad del Sujeto y el objeto. En este punto va a centrar Max Horkheimer gran parte de su crítica a Hegel. Gracias a la identidad del sujeto y el objeto, y gracias también a las categorías de la Lógica, Hegel -piensa Horkheimer- es capaz de pasar por encima del mal de la realidad del momento histórico y de hacer depender los hechos históricos posteriores de la secuencia histórica a los anteriores y viceversa, con lo cual las catástrofes históricas sucedidas en momentos reales y teniendo como protagonistas a individuos reales no serían sino astucias de la Razón en su marcha infinita. las miserias de la realidad no son sino acontecimientos meramente finitos.
Horkheimer va a atacar, por tanto, en la raíz misma del problema. la identidad absoluta del sujeto y el objeto no existe: no es más que una tesis filosófica como otras tantas. El Pensar Absoluto se queda a sí reducido a pensar concreto de individuos concretos; el Ser no es un Ser eterno que se piensa a sí mismo, sino la simple referencia a la multiplicidad de entes. En universo hegeliano se ve así fragmentado en una pluralidad donde la realidad toma carta de naturaleza frente a las quimeras idealistas. La Historia pierde su carácter de Todo englobador frente a la verticalidad del instante. El considerar a la Historia como Espíritu del mundo no es más que un argumento de los filósofos. La Metafísica considerada como Filosofía del Espíritu ya no sirve para explicar la historia de los individuos. Acudamos a Nietzsche ahora. la cultura histórica, el concepto de época histórica es una consecuencia y a la vez un coetáneo de la época burguesa y su cultura, íntimamente relacionados con esta estructura hegeliana. las consecuencias van a aparecer en dos frentes: socialmente ya no hay hombres libres. No hay hombres libres porque la subsunción hegeliana de los entes particulares bajo conceptos generales ha hecho que sólo encontremos ya hombres universales. Metafíscamente el individuo se ha visto obligado a renunciar a la exteriorización de su ser, refugiándose en su ser interno. ¿Dónde aparece aquí el historicismo?. Para averiguarlo tendremos que recordar un término kantiano: Vernünfteln o discusión de naderías. Decía Kant que si olvidamos el débito empírico que tenemos para con el concepto , y hacemos que éste se subsuma bajo otro concepto superior y así sucesivamente hasta llegar a los conceptos absolutos, cuando podamos la referencia empírica de un concepto lo que se nos dará es otro concepto subsumido bajo él y habremos caído en la discusión de naderías. Socialmente si subsumimos a los individuos bajo los conceptos de Espíritu, pueblo, etc. cuando pidamos individuos lo que se nos dará serán pueblos o espíritus.
Nietzsche, sin embargo, va a terminar viendo una perspectiva positiva en la dialéctica hegeliana: ésta va a servir para que el hombre no se considere un epígono de los tiempos anteriores, puesto que su momento histórico es necesario en la serie dialéctica y es una superación de las épocas pasadas. Este es precisamente uno de los reproches que la izquierda hegeliana le hace a la derecha. Si se considera la dialéctica fundamentalmente dialéctica de negaciones, la creencia en el epigonismo (creencia que era sostenida por la derecha hegeliana) está totalmente fuera de lugar en el proceso dialéctico.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Necesidad de la Filosofía

La realidad como tal no existe, o más bien no existe sin nosotros o, mejor aún, a nosotros nos es indiferente la pura existencia de la realidad: la realidad la construimos nosotros a partir de nuestros intereses, expectativas, deseos, etc. Y de ahí viene precisamente la necesidad de la Filosofía, puesto que estamos viviendo en una realidad que no es nada como tal, un realidad que ha sido construida. empero, creemos, nos hacen creer, que la realidad que nos rodea es pura, objetiva, es tal como es en sí misma, ¿por qué?. Porque si la realidad es pura, es "real", entonces no se puede cambiar : las cosas "son como son" y tenemos que aceptarlas tal y como vienen. y esta es la idea que al poder, a los que han construido la realidad tal y como es, les interesa mantener, para que nadie intente cambiarla. ¿Cómo cambiar algo que no puede cambiar por que es de por sí de una determinada manera?. Sin embargo, si la realidad ha sido construida por los seres humanos, entonces se puede cambiar y esto es lo que hace una reflexión crítica de la realidad como la Filosofía, éste ha sido el intento de todos los filósofos desde Parménides hasta el último posmoderno. En ese análisis la Filosofía descubre que la realidad es una construcción de los seres humanos, descubre, por así decirlo, el engaño, y permite que la realidad se pueda cambiar. De ahí procede la importancia fundamental de la Filosofía: permite cambiar la realidad, pero cambiarla desde su raíz, no sólo en su superficie dejando el fondo de la realidad intacto, al hacer ver que ese fondo de la realidad no es más que una construcción humana. Se responde así a la pregunta que tantos se hacen: ¿para qué sirve la Filosofía?. Pues para que no nos engañen.
Es en este ámbito de necesidad humana, de exigencia del ser humano para poder desarrollarse como tal donde se debe enmarcar el intento del pensamiento filosófico. Es un intento de agitación de las conciencias, una llamada a la responsabilidad humana, un grito de aviso que se profirió por primera vez en el siglo VI a.c. y que ha atravesado toda la historia humana hasta hoy cuando, por desgracia para todos, es menos escuchado que nunca. por eso hoy, sobre todo, la Filosofía no sólo es necesaria, es imprescindible.