viernes, 15 de agosto de 2008

Kosovo-Osetia

Kosovo-Osetia del Sur se intentan independizar de Serbia-Georgia. Serbia-Georgia invaden Kosovo-Osetia del Sur y la OTAN-Rusia atacan a Serbia-Georgia. Lo único que falla en este argumento aparentemente tan claro es que mientras que en el primer caso los malos eran los serbios, es decir, los invasores que ahogan las esperanzas de independencia de un pequeño territorio, en el segundo no son los georgianos, sino los rusos, que según el equivalente establecido jugarían el papel que jugó la OTAN en el conflicto de Kosovo. Teniendo en cuenta que tampoco hay un limpieza étnica por parte de la mayoría rusa de Osetia contra la minoría georgiana, como si la hubo por parte de la mayoría albanesa de Kosovo contra la minoría serbia, y que si que ha existido un ataque indiscriminado del ejército georgiano contra los rusos de Osetia, los señores periodistas biempensantes de Occidente en general y de España en particular tendrían que explicar en qué se fundamentan para hacer sus análisis.
No se entienda con esto que el autor se pone de parte de Rusia en el conflicto. Desde hace mucho tiempo se conocen los afanes imperialistas y panrusos de sus dirigentes. Eso si, no se puede decir que Vladimir Putin haya engañado a nadie. Desde un primer momento se conocen sus intenciones, como se conocían las de Boris Yeltsin, aquél alcohólico tan gracioso y tan peligroso, del que es sucesor natural. Y eso no ha impedido que Occidente apoyara a ambos desde el principio. Pero tampoco Hitler engañaba a nadie y ya ven lo que pasó.
Por otro lado si los dirigentes georgianos esperaban que Rusia no interviniera con la contundencia que lo ha hecho después de la invasión de Surosetia es que son completamente imbéciles. Como no creo que lo sean eso supone que el ataque a Osetia fue un acto calculado de provocación a Rusia -y eso sabiendo además, como deberían de saber, que Rusia les estaba provocando a ellos al forzar la desafección del territorio-. Lo que hay que determinar es a quién le interesaba la provocación y por qué. El porqué está claro. Después de que Georgia manifestara sus deseos de formar parte de la OTAN resultaba conveniente demostrar que esta adhesión es necesaria, que Rusia es un enemigo potencial y que Georgia puede jugar un papel fundamental para detenerlo. ¿A quién le interesa?. Pues por un lado a los dirigentes de Georgia y por otro a los dirigentes de la OTAN, por lo que no sería descartable que desde ciertos sectores de la propia organización se animara a Georgia a embarcarse en una aventura bélica contra Rusia, prometiémdoles protección y apoyo –de hecho esta protección y apoyo se están dando desde muchos sectores de Occidente, y no sólo los periodóisticos-. Nadie amenaza a alguien más grande que él si no cuenta con que tiene las espaldas bien cubiertas
Por último, Rusia ha realizado una demostración de poder militar ante Estados Unidos. Le ha dicho claramente que no son la única potencia guerrera y, de la misma manera que Estados Unidos enseñó sus armas en Irak, Rusia lo ha hecho en Georgia. Por eso la señora Rice ha sido tan dura con Rusia, y de ahí el desafío de ésta última. Ahora bien, mientras Estados Unidos no se retire de Irak no tiene ningún argumento moral –a no ser las conversaciones del señor Bush con Dios- para exigir la retirada rusa.

viernes, 8 de agosto de 2008

A disfrutar

Prietas las filas, recias, marciales, frente al televisor, porque se acabó la Eurocopa pero ahora llegan ¡los Juegos Olímpicos!. La gran oportunidad de salvaguardar el honor patrio y demostrar nuestro españolismo sin fisuras gracias al esfuerzo de otros a los que lo que menos les interesa es el honor patrio y el españolismo. Por fin tenemos la gran oportunidad de no dejar dormir a nuestros vecinos gracias a nuestros valerosos y entregados deportistas de élite. Pero como hay que ser realistas y no podemos pensar que vamos a ganar en todo vamos a ver en qué disciplinas tenemos oportunidades para volcar todo nuestro ánimo y nuestro patriotismo en ellas, dejando a un lado aquellas en las que no podemos ser "citius, altius, fortius". Haciendo un leve inciso hay que decir que en realidad el común de los mortales no puede ser citius-altius-fortius, en nada. Y que tampoco hace falta. El lema olímpico no es más que una muestra palpable de los ideales competitivos del capitalismo en el que surgen los juegos olímpicos modernos. Pero, Dios Mío, estoy renegando de los sanos ideales del deporte que se ve desde el sofá, así que espero que las altas esferas me perdonen y volvamos a lo nuestro.
En qué podemos ganar. En tenis, con Rafael Nadal, que se embolsará una buena cantidad de dinero por conquistar la medalla de oro -porque estos juegos son para amateurs pero no tanto- y todos saldremos alborozados a la calle a celebrar el engrosamiento de su cuenta corriente. En baloncesto, donde más de la mitad del equipo juega en Estados Unidos, no porque les paguen más, no, sino porque así llevan el nombre de ¡España! por el mundo. En ciclismo...., bueno en ciclismo como siempre no nos comeremos un colín. Hay un tipo que rema que a lo mejor gana algo, pero da igual, si gana a tirar petardos a las tres de la madrugada. Tenemos oportunidades en marcha atlética, que como todo el mundo sabe es el deporte nacional. Luego están el balonmano, el voleibol, y la natación sincronizada -que levanten la mano los que ven estos deportes normalmente, sobre todo el último-. En waterpolo igual también nos llevamos algo -¿alguien sabe cómo se juega al waterpolo?-. Como en el Comité Olímpico Internacional son unos rencorosos no admiten como deporte olímpico el lanzamiento de cabra ni las vaquillas, que ahí seguro que arrasábamos. Y el fútbol me lo dejo para el final porque ni siquiera sé si estamos clasificados, ahora bien, si lo estamos, ¡qué tiemblen, no los chinos, sino los que tengan que trabajar al día siguiente de la final!. Cómo ha dicho nuestra ínclita Ateza Real Don Felipe de Borbón y Borbón Príncipe de Asturias, a por ellos -¿ pero a por quién?, joder, que miedo me da esto-. Pues nada, a disfrutar.

jueves, 7 de agosto de 2008

La responsabilidad

Un grupo de niñas menores agrede salvajemente a otra- ecuatoriana, por más señas-. Automáticamente se disparan todas las alarmas, los políticos de turno se preguntan que es lo que no funciona en la sociedad y los sesudos catedráticos de psicología y pedagogía empiezan a realizar análisis de a 10 céntimos el kilo en todos los medios biempensantes. Y nadie, absolutamente nadie, se plantea la cuestión clave: la responsabilidad.
Es responsable el sistema educativo, que en vez de enseñar se ha dedicado a tratar a los adolescentes como a niños de dos años, a utilizar técnicas pedagógicas ridículas para inculcar unos valores que se llevan siglos inculcando desde el aprendizaje y la formación humana y científica. Un sistema educativo que se ha olvidado de que su función es formar ciudadanos íntegros tanto intelectual como moralmente y no borreguitos, robots que sólo obedecen a los datos programados. Y la responsabilidad de psicólogos y los pedagogos es aquí ineludible.
Son responsables los padres. Puesto que exigen sus derechos para elegir la educación de sus hijos ahora deben hacerse cargo de que esa educación que les han dado no ha servido de nada. A la madre de una de las agresoras ya le han quitado su custodia, pero sólo porque estaba divorciada. Esta debería de haber sido la primera acción con todas ellas.
Y por supuesto son responsables las agresoras. Posiblemente los adolescentes estén confusos en cuanto a su identidad sexual, pero conocen perfectamente la diferencia entre el bien y el mal, y saben que golpear casi hasta la muerte a otra persona -como decía Cary Grant en Arsénico por compasión- no sólo es un delito, sino que además está mal. Son completamente conscientes de lo que hacen y por lo tanto hay que exigirles cuentas de sus actos.
Lo fácil es responsabilizar a la sociedad -que no existe, es una pura metáfora- o a la violencia de la televisión -cuántos de los que ya pasamos de los 40 veíamos "el Equipo A", o "Starski y Hutch", o "Mazinger Z" y no andamos a palos con los demás-. Cuando se apela al mas mínimo sentido común lo primero que se viene a la cabeza es que a estas niñas les hacen falta dos bofetadas. Pero el sentido común es políticamente incorrecto.
Aún queda una última cuestión. Esta agresión es tan racista y mucho más salvaje que aquella del tren a la que se le dio tanto bombo. Pero claro Colmenarejo no es precisamente un barrio obrero ni estas niñas son un desgraciado que no tiene dónde caerse muerto. Ahora comenzarán las disculpas y las excusas -ya han empezado de hecho- y al final no pasará nada. Hasta la próxima.