sábado, 27 de febrero de 2010

El camino del totalitarismo

 No nos engañemos. La Ley Anti-Tabaco en sí misma, desgajada de su significación profunda social y política, no tiene ninguna importancia. Si se prohíbe fumar en todos los locales públicos, pues no se fumará y ya está. No pasará nada ni se acabará el mundo. Fumar o no fumar es indiferente. El verdadero peligro de esta ley radica es que supone una nueva brecha en las ya maltratadas libertades ciudadanas. Un nuevo flanco que se abre en el afán de los Estados por decirnos que es bueno para nuestra salud, para nuestra seguridad y en suma para nuestra vida. Un nuevo intento de invadir cada vez más facetas del ámbito privado de los individuos.
 Es en este sentido en el que hay que encuadrar esta ley en el mismo marco en el que sitúan las nuevas medidas de seguridad de los aeropuertos, o el intento por imponer la cadena perpetua. Un asalto a las libertades individuales con la excusa de que los ciudadanos, pobres niños ignorantes e indefensos, no saben lo que es mejor para ellos, así que alguien, el poder político, se lo tendrá que enseñar y encargarse de que no les ocurra nada malo.
 Así las cosas el mecanismo que desde finales de los noventa utilizan los distintos Estados –y aquí es independiente el signo ideológico de los diferentes gobiernos- para controlar cada vez más a sus ciudadanos –qué lejos quedan ya los años ochenta, donde la libertad política y social era intocable- es siempre el mismo. Primero se forma un masa de ciudadanos intelectualmente incompetentes, de niños adultos que son incapaces de pensar por sí mismos. Es aquí donde entran en juego las diferentes leyes educativas que tienen como objeto imbecilizar cada vez más a la población en vez de formarla. Y no olvidemos que el debate acerca de la idoneidad o no de estos modelos educativos no es exclusivo de España. Hace mucho tiempo que se viene dando en países como Italia, Francia o Estados Unidos. Una vez que se ha conseguido esto, crear una masa de borregos bien adoctrinados, entra en juego la segunda parte del plan. Se trata ahora de que el Estado vele por el bienestar de aquellos que ya no saben cuidar de sí mismos. Para ello lo más fácil es inventar un peligro –ya sean los terroristas aéreos, la gripe A, los judíos o los fumadores- de tal forma que los individuos no tengan reparos en renunciar a su libertad para que “Papá Estado” les saque las castañas del fuego. Lógicamente este peligro no es real, así que el poder se ve obligado a fabricar informes, noticias o comentarios, con la innegable ayuda en este caso de los medios de comunicación que cumplen con su labor de desinformar (qué lejos quedan también aquellos tiempos en que la prensa era ante todo crítica con el poder) y un par de “intelectuales orgánicos”. Se constituye así el magma necesario para pasar a la tercera fase. Es ahora cuando entra en juego la demagogia y se hace ver a los ciudadanos que realmente son ellos los que piden esos recortes en sus libertades básicas. Se les entrevista por la televisión o se realizan encuestas en los periódicos en las cuales esa masa inane queda ascendida de repente a la categoría de “opinión pública” y se crea en los individuos la ilusión de que son ellos, a través de esa “opinión pública” los que dirigen sus destinos y los de la nación. Así, es frecuente escuchar afirmaciones del tipo de “los europeos están dispuestos a renunciar a parte de su libertad para conseguir seguridad”, “la gran mayoría de la población exige una reforma de la Ley Antitabaco” o “el debate sobre la cadena perpetua está en la calle”. Una vez conseguido esto no es de extrañar que surjan grupos de talibanes de la salud o la seguridad que, convencidos de que el Estado no hace más que recoger sus legítimas demandas –demandas que han sido creadas por el mismo Estado- se lanzan a la palestra de las cartas a los periódicos, los comentarios en Internet o la agresión verbal directa para defender sus bien razonadas opiniones. Los mismos grupos que en 1933 destrozaban los escaparates de los negocios judíos en Alemania.
 En conclusión el camino para el totalitarismo está despejándose a pasos agigantados y el panorama, visto lo visto, es bastante negro. Cuando llegue el momento, que quede claro que estábamos avisados.

viernes, 19 de febrero de 2010

Prevaricando

 Los que no somos juristas solemos perdernos entre los vericuetos lingüísticos y legales de la justicia institucionalizada. Claro, que aunque no seamos juristas sabemos leer, y cuando leemos que prevaricar es algo así como dictar una resolución injusta a sabiendas de que es injusta tenemos conciencia del significado de este enunciado. Y es por eso que en el intento del Tribunal Supremo de encausar al juez Garzón por pretender investigar los crímenes del franquismo y en la subsiguiente decisión del Consejo General del Poder Judicial de inhabilitarle de forma inmediata precisamente por prevaricar, hay unas cuantas cosas que, atendiendo a la definición arriba indicada, no alcanzamos a entender.
 En primer lugar parece ser que el juez Garzón prevarica porque los crímenes que pretende investigar ya han prescrito. Eso sería cierto si estuviéramos hablando de asesinatos cometidos por elementos incontrolados en la retaguardia, pero cuando hubo una estrategia planificada de terror y exterminio del enemigo político nos encontramos ante un caso de crímenes contra la humanidad. Así lo han entendido la gran mayoría de los historiadores e hispanistas contemporáneos y así lo entiende el juez Garzón en su auto. Lo que habría que hacer, entonces, es determinar en un posible Tribunal que juzgue estos crímenes si realmente son crímenes contra la humanidad (en cuyo caso no habrían prescrito) o no, y no condenar al juez antes de que se celebre dicho juicio.
 En segundo lugar se afirma que el juez prevarica porque los delitos que pretende que se juzguen están sujetos a la Ley de Amnistía de 1976. Dejando a un lado que esta Ley, a pesar de su ambigüedad, fue promulgada para amnistiar delitos políticos, y no delitos de sangre –de hecho, ninguno de los miembros de ETA que se encontraban entonces en prisión pudo acogerse a ella- habría que retrotraerse al punto anterior y determinar si estamos o no ante crímenes contra la humanidad porque de ser así, y según el Derecho Internacional, que prevalece sobre los Derechos particulares, estos no pueden ser objeto de amnistía. En todo caso estamos en el mismo supuesto anterior: si los crímenes franquistas pueden ser objeto de la Ley de Amnistía de 1976 es algo que habrá que aclarar cuando se celebre el juicio, de tal forma que, a priori, no es posible determinar si el juez Garzón está prevaricando o no.
 Y en tercer lugar, y este quizás sea el punto más claro de todo este asunto, el juez Garzón es tan sólo el instructor del caso. Es decir, es el que investiga y elabora el sumario pero no el que ejerce la presidencia del Tribunal que habría de juzgar los hechos. Para que quede más claro, el juez Garzón no va a juzgar a nadie y por tanto –y teniendo en cuenta que prevaricar es emitir una resolución injusta a sabiendas de que es injusta- no puede prevaricar, simplemente porque no puede emitir ninguna resolución. Esto lo saben mejor que nadie el juez Varela y la juez Robles. Son ellos, entonces, los que están emitiendo una resolución injusta a sabiendas de que es injusta al pretender encausar al juez Garzón y por ello, y aunque no seamos juristas, parece bastante claro que son ellos los que están prevaricando.
 Ahora bien, no nos engañemos. Aunque somos unos cuantos los que pensamos que en España no habrá una democracia real hasta que no se purgue definitivamente nuestro pasado, que quizás la Transición fuera impecable polítcamente pero moralmente es insostenible, todo este asunto no tiene nada que ver en realidad con un ajuste de cuentas de nostálgicos del franquismo o de elementos del fascismo internacional. De hecho, en otras circunstancias nadie hubiera aceptado a trámite una querella de organizaciones como Manos Limpias o Falange –aunque también es cierto que en otros países, como Alemania, por ejemplo, este problema no se hubiera dado porque organizaciones como las citadas ni siquiera existirían-. Todo esto tiene que ver con cosas muchas más cercanas, con cosas tan españolas como la envidia, el machacar al que destaca gracias a su trabajo o cosillas tan sin importancia como el caso “Gurtel”. Y quien no se lo crea que lea El Mundo.

viernes, 12 de febrero de 2010

Ven Capitán Trueno

El ambiente político de estas últimas semanas se ha movido entre las contradicciones, los desmentidos y las mentiras. Nada nuevo bajo este sol que más que calentarnos nos abrasa –eso, cuando no nos congela- El Gobierno empezó anunciando el retraso de la edad de jubilación y el aumento de los años de cotización necesarios para cobrar una pensión. Un rato más tarde se desmintió de los segundo y matizó lo primero. Al día siguiente nos encontramos con una propuesta de reforma laboral que fomenta los contratos con despido de 33 días, cuando hace tan sólo unos meses el señor Zapatero y sus adláteres, léase Blanco y Pajín, anunciaron a bombo y platillo que no se iba a consentir un abaratamiento del despido. Eso por no hablar de que ya no sabemos si estamos saliendo de la recesión o falta poco o es que no hay crisis o sí hay crisis pero no es grave o la crisis es grave pero no estamos en recesión o vaya usted a saber qué. Depende del día. Pero no es sólo el Gobierno el que padece de una esquizofrenia crónica. La oposición del PP tan pronto está dispuesta a presentar una moción de censura como a apoyar al Gobierno en sus reformas económicas, un día lo acusa de arruinar al país y al siguiente pacta con él la reforma de las pensiones. Y qué decir de los sindicatos, que han pasado de de afirmar que los salarios son sagrados a acordar con los empresarios una misérrima subida del uno por ciento. Si hasta el “Financial Times” compara la situación de España con la Grecia anunciando que está a punto de entrar en bancarrota para después declarar tranquilamente que la situación española no tiene nada que ver con la griega y que su economía es muy solvente. Así no hay forma de enterarse de nada.
 Y todo esto, sin hablar toda la sarta de mentiras que se encadenan una detrás de otra. Porque es mentira que el sistema de pensiones sea inviable. Lo único que se necesita es un poco de voluntad política. En primer lugar la caja de la Seguridad Social se mantiene con las cotizaciones de los trabajadores (con la masa laboral, que es la que cotiza, y no con la población total, a ver si se enteran de una vez que el hecho de que envejezca la población no significa necesariamente que disminuya la masa laboral), así que lo más efectivo –y lo que dicta el sentido común- es crear trabajo para ese 19 por ciento de la población que no lo tiene, y que por lo tanto no cotiza. Pero es que además si lo que falta es dinero habrá que sacarlo de algún sitio. Sacarlo, por ejemplo, de todos esos impuestos que nos acaban de subir, sacarlo de las rebajas fiscales y de las bajadas de las cotizaciones a la Seguridad Social de las que año tras año se benefician las empresas, sacarlo de las absurdas misiones militares que no creo yo que sean precisamente baratas y sólo sirven para que nos devuelvan soldados metidos en ataúdes. Sacarlo de dónde sea, pero no dárselas de progresista de izquierdas porque se mantiene la limosna de los 420 euros para los parados. Este Presidente tan izquierdista que tenemos debería saber que un trabajador necesita trabajo, no caridad cristiana, por mucho que vaya a rezar con su amigo Obama. Y que no se diga que el problema es que hay que pasar de un sistema de reparto a uno de capitalización. Con los salarios que se pagan en España eso es sencillamente una quimera.
 Es mentira la afirmación de FMI de que en España hay que bajar los sueldos para evitar la quiebra. Si fuera así, naciones como Alemania, Francia o los países nórdicos estarían hace mucho tiempo en la ruina. Quizás los señores del FMI deberían enterarse de que en España se cobran los salarios más bajos de Europa en relación con el coste de la vida, que es como hay que medir el montante de los jornales.
Y por último es mentira, como afirman la CEOE, la OCDE y los voceros del Gobierno que las medidas que se están tomando sean medidas valientes. Los que crecimos viendo películas del Oeste y leyendo las historias del Capitán Trueno sabemos que la valentía consiste en enfrentarse a los poderosos, a los fuertes. Valiente fue don Miguel de Unamuno cuando le plantó cara a la mala bestia de Millán Astray, pero un Gobierno que pretende llenar las arcas del Estado a costa de los más débiles, de los trabajadores, mientras que a los que tienen el dinero no se atreve a tocarles un pelo de la ropa es un Gobierno cobarde. Eso si, como venga el Capitán Trueno se van a enterar.

jueves, 11 de febrero de 2010

Cosas de la SGAE

Me piden que cuelque esto en el blog. No conozco al autor, pero me parece muy interesante

a) PEPE se descarga una canción de Internet.
b) PEPE decide que prefiere el disco original y va a El Corte Inglés a hurtarlo. Una vez allí, y para no dar dos viajes, opta por llevarse toda una discografía. La suma de lo hurtado no supera los 400 euros.
ACLARACIÓN: La descarga de la canción sería un delito con pena de 6 meses a dos años. El hurto de la discografía en El Corte Inglés ni siquiera sería un delito, sino una simple falta (art. 623.1 del Código Penal).

2. SUPUESTO
a) CARMEN se descarga una canción de Internet.
b) CARMEN va a hurtar a El Corte Inglés y, como se la va la mano, se lleva cincuenta compactos, por valor global de 1.000 euros.
ACLARACIÓN: Seguiría siendo más grave la descarga de Internet. El hurto sería un delito, porque supera los 400 euros, pero sería de menor pena que la descarga (art. 234 del Código Penal).

3. SUPUESTO
a) JOAQUÍN , en el pleno uso de sus facultades mentales, se descarga una canción de Malena Gracia.
b) JOAQUIN en un descuido de Malena Gracia, se lleva su coche y lo devuelve 40 horas después.
ACLARACIÓN: Sería mas grave la descarga. El hurto de uso de vehículo tiene menos pena, a tenor del articulo 244.1 del Código Penal.

4. SUPUESTO
a) Ocho personas se intercambian copias de su música favorita.
b) Ocho personas participan en una riña tumultuosa utilizando medios o instrumentos que pueden poner en peligro sus vidas o su integridad física.
ACLARACIÓN: Es menos grave participar en una pelea que participar en el intercambio de compactos. Participar en una riña tumultuosa tiene una pena de tres meses a un año (art. 154 del Código Penal)y el intercambio tendría una pena de 6 meses a 2 años (art. 270 del Código Penal). Si algún día te ves obligado a elegir entre participar en un intercambio de copias de CDs o participar en una pelea masiva, escoge siempre la segunda opción, que es obviamente menos reprobable.

5. SUPUESTO
a) JUAN copia la última película de su director favorito de un DVD que le presta su secretaria Susana.
b) JUAN ,aprovechando su superioridad jerárquica en el trabajo, acosa sexualmente a su secretaria Susana.
ACLARACIÓN: El acoso sexual tendría menos pena según el artículo 184.2 del Código Penal.

6. SUPUESTO
a) MÓNICA Y CRISTINA van a un colegio y distribuyen entre los alumnos de preescolar copias de películas educativas de dibujos animados protegidas por copyright y sin autorización de los autores.
b) MÓNICA Y CRISTINA van a un colegio y distribuyen entre los alumnos de preescolar películas pornográficas protagonizadas y creadas por la pareja.
ACLARACIÓN: La acción menos grave es la de distribuir material pornográfico a menores según el articulo 186 del Código Penal. La distribución de copias de material con copyright sería un delito al existir un lucro consistente en el ahorro conseguido por eludir el pago de los originales cuyas copias han sido objeto de distribución.

7. SUPUESTO
a) NACHO , que es un bromista, le copia a su amigo el último disco de Andy y Lucas, diciéndole que es el 'Kill'em All' de Metallica.
b) NACHO , que es un bromista, deja una jeringuilla infectada de SIDA en un parque público.
ACLARACIÓN: La segunda broma sería menos grave, a tenor del artículo 630 del Código Penal

8. SUPUESTO
a) ANTONIO fotocopia una página de un libro.
b) ANTONIO le da un par de puñetazos a su amigo por recomendarle ir a ver la película 'La Jungla 4.0'.
ACLARACIÓN: La acción más grave desde un punto de vista penal sería la 'a', puesto que la reproducción, incluso parcial, seria un delito con pena de 6 meses a dos años de prisión y multa de 12 a 24 meses. Los puñetazos, si no precisaron una asistencia médica o quirúrgica, serían tan solo una falta en virtud de lo dispuesto en el artículo 617 en relación con el 147 del Código Penal.
Hala, ya sabéis: pegad, violad, acosad, robad, pero no uséis el "emule ese".
¡A ver si le damos a esto un paseo por toda la red y, por vergüenza o decencia, algún legislador pone algún remedio... aunque lo dudo!

Y yo añadiría que si usted es juez y se le ocurre juzgar los crímenes franquistas está cometiendo un delito mucho más grave que si usted es juez y deja libre a un político corrupto porque es amigo suyo, por ejemplo.



viernes, 5 de febrero de 2010

El trabajo os hará libres

Como Ministra de Sanidad la señora doña Elena Salgado nos colocó la Ley Antitabaco. Como Ministra de Economía la señora Doña Elena Salgado pretende encalomarnos un retraso en la edad de jubilación. Hay que reconocer la lógica interna del pensamiento político de la señora doña Elena Salgado. Primero nos obliga a estar sanos como robles y después, y aprovechando nuestra magnífica salud, nos hace trabajar hasta los cien años, si fuera menester.
Bromas aparte, la propuesta anunciada por el gobierno de retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años es regresiva, inútil y, además, anunciar esta medida en estos momentos es una estupidez. Voy a intentar ser muy claro y no caer en la demagogia barata. Es una medida regresiva porque el capitalismo se fundamenta en la explotación del trabajador inmerso en unas relaciones de producción alienantes. Prolongar la estancia de los individuos en ese sistema productivo lo único que hace es aumentar aún más la tasa de explotación. Esto es marxismo de manual. Tampoco hace falta ser un premio Nóbel de Economía para darse cuenta de que si hay que trabajar más para cobrar lo mismo lo que se está produciendo de facto es un descenso de la retribución. Así que lo que supone esta medida es una rebaja de las pensiones encubierta. Y por último lo que muestra es la cara más inhumana del sistema capitalista. Cuando se utliza el argumento falaz de que el aumento de la esperanza de vida hace necesario que los sujetos trabajen más años lo que se está dando a entender es que los seres humanos no son más que piezas de una máquina a la que deben servir hasta su muerte, es decir, hasta que resulten ya inútiles para la función que cumplen dentro del buen funcionamiento del sistema: no se trata de trabajar para vivir, sino de vivir para trabajar
Esta medida es inútil porque no va a servir para cumplir el objetivo que supuestamente se propone. Para empezar se fundamenta en un informe torticero de INE, que ha calculado la pirámide poblacional del año 2050 tomando como referencia los datos de los últimos diez años, y a partir de ahí ha hecho predicciones a cuarenta años vista, con lo cual no es de extrañar que dicho informe fuera un encargo directo del Gobierno para justificar su propuesta (como tantos otros). El retaso de la edad de jubilación es una medida a muy largo plazo –de hecho, sus efectos plenos no se notarán hasta dentro de quince años-. Si el sistema de pensiones colapsa antes -otra de las justificaciones del Gobierno para plantear esta medida- entonces no habrá servido para nada. Y si no colapsa y el informe del INE no se cumple, tampoco habrá tenido ninguna utilidad. La efectividad a largo plazo de la reforma de las pensiones, por tanto, es muy dudosa. Pero a corto plazo lo que hará será crear más desempleo y disminuir aun más la productividad (eso en un país donde, según los últimos datos, existen más de 4.300.000 parados, situándose la tasa de desempleo en cerca del diecinueve por ciento, con un aumento en el año 2009 de casi el cuarenta por ciento). Retrasar la jubilación supone cerrar la puerta del mercado de trabajo a personas jóvenes –en muchos casos muy preparadas- y mantener ocupando esos puestos a otras que, bien por hastío, bien por los achaques propios de la edad, no pueden rendir al cien por cien. Claro, que pensándolo despacio a lo mejor no es ninguna casualidad que a la vez que se propone retrasar la jubilación de los 65 a los 67 años se estudie alargar la enseñanza obligatoria de los 16 a los 18. Quién sabe.
Y, finalmente, es una auténtica estupidez anunciar esta medida en estos momentos, con la coyuntura económica que atraviesa el país, lo que demuestra no sólo la incompetencia del Gobierno, sino también su estulticia. Puesto que es una medida a muy largo plazo, darla a conocer ahora sólo puede conducir a una sangría de votos imposible de recuperar. El PSOE se ha jugado las elecciones de 2012, y seguramente las ha perdido, todavía no se sabe por qué, a no ser por alguna presión de la CEOE y del superempresario Díaz Ferrán, visto que el Ministerio de Economía sigue al dedillo las recomendaciones de esta organización. De hecho, todo esto es algo tan llamativamente estúpido que se diría que no es más que un cebo, una cortina de humo para esconder una reforma tan regresiva y tan dura como la de la retrasar la jubilación, pero de la que nadie habla: aumentar de quince a veinticinco los años cotizados para tener derecho a una pensión (bueno, ahora parece que dónde dije digo, digo Diego y resulta que esa medida nunca se planteó seriamente, lo que son las cosas). Eso, en un país con la tasa de paro ya mencionada puede resultar catastrófico.
He dicho que no iba a hacer demagogia pero no puedo resistirme aunque sea  un poquito. El dinero que se regala a los bancos, a las empresas, a la Iglesia o a los cómicos para que hagan peliculillas que nadie va a ver, en algún momento hay que pagarlo. Como el Estado no tiene dinero en propiedad, sino que todo del que dispone proviene de los ciudadanos, al final son éstos los que se tienen que rascar el bolsillo. En todo caso quién ha arruinado la caja de pensiones no han sido los trabajadores, sino el gobierno, y sería éste el que tendría que responder de su mala gestión. Como no lo va a hacer ya saben lo que toca: el trabajo les hará libres algún día: cuando se mueran.